Cada vez que leo una lista “oficial” de las mujeres más elegantes, más estilosas o mejor vestidas de España, del mundo, o de cualquier parte, acabo algo confusa. En realidad, con las listas de “las mejor vestidas” no tengo ningún problema: es una lista de mujeres que para quién la ha hecho son las que llevan la ropa más bonita y mejor conjuntada, y para gustos están los colores.
Con las listas de “las más elegantes y las más estilosas” sí que tengo más problema, porque creo que no significan lo mismo y que, aunque las mujeres que son elegantes suelen tener estilo, y las estilosas, al serlo, puedan pasar por elegantes, sigo pensando que no es lo mismo. Además, hay ocasiones en las que se ponen en listas de las más elegantes y las más estilosas a mujeres que simplemente no son vulgares (la mayoría de las veces) y han encontrado un estilo (peinado, ropa, maquillaje) que les favorece, pero que con un vaquero y una camisa, no siendo famosas o conocidas, ni girarías la cabeza al verlas pasar por la calle. Para mí, Carla Royo-Villanova y Jennifer Aniston son un claro ejemplo de este tipo de mujeres. No digo que sean feas, ni que no tengan sus encantos, pero nunca entenderé qué ve la gente de excepcional en ellas, ¿de verdad os quedáis embelesadas viendo sus fotos en las revistas? Yo veo por la calle a montones de chicas que llaman más la atención.
Un ejemplo de lo que yo entiendo por elegancia y lo que entiendo por estilo: dos mujeres que nacieron en 1929 y que han marcado tendencia en el mundo de la moda, incluso después de muertas: Jacqueline Kennedy Onassis y Grace Kelly. De ellas, para mí Jackie era estilosa, muy estilosa, y Grace Kelly era elegante, muy elegante. Y muy guapa.
Me explico: para mí Grace Kelly era guapísima, tenía un tipo bonito y, sobre todo, tenía un porte excepcionalmente elegante. Siempre lo tuvo, posando como modelo, como actriz en Hollywood y como Princesa de Mónaco. Además, vestía bien. Clásica y algo cursilona en ocasiones, pero sin llegar a caer nunca en el soso y a veces rancio formalismo del resto de princesas y reinas europeas de su época.
En cambió, Jackie no era guapa, ni tenía un cuerpo díez, aunque fuera delgada, pero era una de las mujeres con más estilo que han existido nunca. Da igual las fotos que veas de ella: la joven Jacqueline Bouvier, la jovencísima Primera Dama Jackie Kennedy o la mega socialite Jackie O., siempre, durante toda su vida, llevara lo que llevara puesto, llamó la atención, por lo bien que le quedaba y por lo bien que lo lucía.
A estos dos iconos de moda que han ayudado a definir la mitad del siglo XX y todavía el XXI, hay que añadir otro de la misma cosecha, el año 1929: la actriz belga Audrey Hepburn. Con ella sí que tengo un problema: siempre dudo si definirla como elegante o definirla como estilosa, probablemente tenía ambas cualidades. Además era guapa y, como sus dos coetáneas, vestía muy bien y supo definir su propio estilo.
Pero es la excepción a mi norma pues, tal y como yo lo veo, suele primar una de las dos cualidades en una persona: la elegancia o el estilo. Quiero decir que cuando, por ejemplo, veo a Nicole Kidman en una revista pienso “qué vestido tan bonito” y ya. Y eso que es una de las actrices que considero mejor viste en la alfombra roja, además de una de mis actrices favoritas, pero nunca pienso al verla que sea una mujer extraordinariamente estilosa o elegante. Al contrario, cuando veo a Najwa Nimri no siempre me gusta mucho lo que lleva, pero reconozco que a ella le va todo lo que se pone y creo que tiene un estilazo increíble.
En la actualidad por ejemplo, Marisa Paredes, Kristin Scott-Thomas, Cate Blanchet y Farah Diva son para mí distintos estilos de elegancia; Kate Moss, Laura Ponte, Kirsten Dunst y Carolina Adriana Herrera son mujeres con mucho estilo; José Toledo, Daria Werbowy y Liya Kebede son mujeres guapísimas; y Aerin Lauder Zinterhofer, Naty Abascal y Ana García Siñériz son mujeres bien vestidas, en el sentido que he explicado antes: ropa bonita, que les siente bien, adecuada a su estilo, edad y físico y al acto al que van. En definitiva, no quiero decir que Cate Blanchet no sea guapa o estilosa, pero cuando la veo en las revistas lo primero que pienso es "qué tíamás elegante”, por su manera de andar, de sonreír, de posar, tranquila, amable, con un halo especial. No es algo que me pase con Paloma Cuevas siempre tan puesta, tan perfecta, tan ideal, pero sin ninguna naturalidad, además me pone muy nerviosa que todo lo que diga sea ideal y maravilloso y encima lo diga con voz de cría o de gato, como Nieves Álvarez, ¿por qué hablan así? Vale, ya sé que de la lista que os he dado Laura Ponte también habla así, pero me mola demasiado lo que se pone y cómo lo lleva, creo que realmente tiene un estilo propio y un ojo muy especial para comprar o elegir lo que se pone, que le envidio.
De todas formas, incluso entre elegantes, estilosas, guapas y bien vestidas verdaderas también hay mujeres de las que no sé qué decir, como Anjelina Jolie, que es guapa y muy elegante, pero también sexy, lo que le da un toque especial. O Natalie Portman que no sólo viste genial, sino que además tiene estilazo y es guapísima. Son las que además de ser estilosas o elegantes, tienen el plus de virtudes físicas como la belleza, el tipazo o el sexappeal.
Junto a éstas, hay otras con las que no puedo: Isabel Preysler, Nuria González, Mar Flores, Marina Castaño, las Princesas de Suecia, me parecen falsas estilosas o falsas elegantes. Creo que han pillado el punto al peinado que les favorece más o menos, y eso que todas van peinadas igual, con el pelo más o menos largo y más o menos oscuro, pero igual, y que hablando suave y diciendo nada y con gestitos de finolis y mucho dinero para comprar la ropa que quieran han conseguido una apariencia de elegancia formal, sin ser verdaderamente elegantes ellas. Quizá la Preysler se salve. Pero, ¿recordáis de ellas más de tres vestidos que se os hayan grabado a fuego en la memoria por lo mucho que os gustó? Yo recuerdo varios de Carolina de Mónaco, incluso tengo en la mente fotos suyas con vaqueros y una camisa por fuera, sin maquillar y el pelo lavado-y-secado-en-casa que me impactaron por el estilazo que me pareció que tenía en esas fotos y que se me han quedado grabadas. Sin embargo, a Magdalena de Suecia la tengo en mi mente siempre con vestidos pastel ajustados al cuerpo, con tirantitos finos y ningún recuerdo de haber pensado “¡guau, qué vestido!” o “¡qué estilo!” o "¡qué guapa!". Cre que es muy mona, más que su hermana, pero como hay millones de tías más en el mundo. No creo que tenga nada extraordinario, aparte de ser Princesa, que la haga especial.
En fin, que para los gustos están los colores y las famosas a las que seguimos en las revistas. Pero sigo sin entender cómo para algunas revistas el mero hecho de estar delgada, llevar ropa cara o estar casada con según quién sea sin más sinónimo de elegancia o estilo. También es cierto que entre las ricas de nacimiento, por trabajo y por matrimonio, o matrimonios, hay mujeres guapísimas, con un estilo especial, elegancia innata y un gusto para elegir qué poner excepcional. Súmale fama mundial y algo de tragedia y tienes un icono. O tres.
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