Si oficialmente la alfombra roja de la ceremonia de entrega de
los Oscars es la alfombra roja por excelencia, oficiosamente ese honor corresponde a
la gala anual del Costume Institute que se celebra cada primavera en Nueva York y en la que se dan cita diseñadores, periodistas, fotógrafos, modelos, actores y socialities todos vestidos con sus mejores galas. La de 2007 tuvo lugar ayer, y estaba dedicada obviamente a
Paul Poiret.
Haced click en las fotos para verlas más grandes y mejor :)

De todos los asistentes, son estas tres parejas las que mejor resumen lo que se vió anoche. Las tendencias a la hora de vestirse de gala se resumen en:
clásicos revisados, y tres fuertes influencias: oriente, primeras décadas del siglo XX, y la alta costura parisina -como no podía ser menos tratándose de la noche de Paul Poiret-. A estas tres hay que añadir otra que aguanta con fuerza desde hace más de un año sobre la alfombra roja: el glamour hollywoodiense de los años cuarenta (vestidos clásicos con cola).
Echando un vistazo a las fotos de la fiesta que han colgado en Style.com, una cosa es segura:
salvo excepciones los chicos arriesgaron mucho más que las chicas. Así, por muy mono que sea el vestido amarillo de
Caroline Trentini, dudo mucho que hubiera sido de las más fotografíadas si no se hubiera dejado acompañar por
Hamish Bowles y su precioso batín oriental, perfecto para recibir en casa, y un puntazo como complemento para la calle.
De la segunda pareja, formada por
Franca Sozzani, la directora de Vogue Italia, y Lapo Elkann, también es él lo más llamativo, y eso que el vestido de Alberta Ferretti es espectacular, pero el nieto de Agnelli cuenta con lo elegantes genes de su abuelo, e, incluso despeinado y con solapones, derrocha estilo. Y, por último,
Mischa Barton y Giambattista Valli: ella, obviamente vestida con un diseño de él, lleva un traje precioso, uno de los más bonitos de la noche, el corte es espectacular y le sienta muy bien. Él también ha optado por darle un aire personal a su esmoquin, aunque menos conseguido.

Junto a estos tres primeros hay que contar a Karl Lagerfeld, Alber Elbaz, y a los diseñadores de Viktor & Rolf, todos ellos fieles a su conocido gusto al vestir, y otros tantos más como los de esta foto: Charles Price (marido de una de las periodistas de Style.com), Zac Posen, Holland y, cómo no, Thom Browne.
Y
éstos tres no fueron los únicos que decidieron darle otro aire a su esmoquin, hubo varios más como Christian Loboutin, que acudió con un esmoquin blanco y chaleco dorado, Roberto Cavalli (el más vulgar y hortera de toda la fiesta), Jean Paul Gaultier, que optó por una falda pantalón, y Stefano Pilati que prefirió arriesgar con los complementos.

Claro que toda regla tiene su excepción, y algunos en vez de renovar los clásicos del armario masculino y femenino prefirieron cumplir con los cánones.
Tom Ford, que acaba de abrir
su primera tienda en la que vende su propia marca, tenía que publicitar su producto, así que, como el dandy que presume ser, no le fataba detalle, aunque en mi opinión los pantalones los lleva demasiado largos.
Patricia Clarkson le acompañaba vestida igual de correcta y clásica.
Menos sosos estaban
Marc Jacobs, súper bronceado y recien salido de rehabilitación, y
Winonna Ryder que gracias a su encanto personal y esa banda en la cabeza conseguió restar sobriedad a un traje de noche muy poco favorecedor, por muy clásico, muy negro y muy
Marc Jacobs que sea. Y más acertados en la elección, aunque sin arrasar, (¡qué poco favorecidos estaban!) acudieron
Cate Blanchett y Nicolas Ghesquière.

De todas formas,
mis parejas favoritas de la alfombra roja de ayer son las que acudieron vestidas de esmoquin los dos. Irina Lazareanu de y con el diseñador Phillip Lim; Amy Astley, de Louis Vuitton, con su marido; y Julianne Moore, de YSL, con Stefano Pilati. Genial el invento de Saint Laurent, y geniales también las actuales versiones para las chicas.
Y tras medio post con los chicos como protagonistas, toca el turno a las chicas. Ha habido de todo, aunque en general los trajes elegidos por las invitadas han sido clásicos y sosos. Eso sí ningún horror como los de Sarah Jessica Parker y Charlize Theron
del año pasado. Por cierto, que tanto McQueen como Galliano (autores de esos dos esperpentos hechos vestido) faltaron anoche en la gala. De todas formas,
siempre hay iluminadas que saben elegir bien, o dejarse aconsejar mejor.
Primero las que más me gustaron:
Angie Harmon, con un wrapp dress metalizado. Sé que es vintage pero no sé de qué casa. Al principio me ha chocado, pero cada vez que lo miro me gusta más. Sobre todo porque tiene un punto setentero muy sexy.
Meredith Melling Burke, muy clásica, as usual, y muy elegante. Sencillamente perfecta. El traje es bonito, pero es el "chaleco" la clave de su estilismo. Y que ella puede lucir lo que quiera.
Juliette Lewis, para mí la mejor. También vintange, según Vogue, aunque tampoco especifican el diseñador. Me gusta todo: el vestido, las sandalias doradas de tiras, la cadena, la cinta en la cabeza, su actitud al posar...todo. Lo mejor no es sólo que el traje es muy bonito, sino que cumpliendo la etiqueta, no deja de parecer ella misma.
Jessica Stam de Dior Couture por Galliano. Está claro que tengo el día barroco. No sólo me encanta el corte a modo de pseudo-túnica, es que la tela me parece preciosa. Un joya. Y eso que ella no me dice nada.
Después las que me gustaron mucho, aunque no tanto como las anteriores:
Camille Belle de Gaultier Couture. El vestido es precioso y ella es muy mona. ¿Qué más puedo decir?
Elettra Rossellini Weidemann espectacular de YSL. La subo porque, aunque yo no me atrevería a ponerme este vestido ni borracha, y ella sólo me parecía una chica mona y estilosilla, reconozco que me ha conquistado: sin joyas, con un maquillaje natural y un sencillo recogido algo cardado, ha convertido uno de los vestidos más difíciles de llevar de esta temporada en uno de los mejores looks de la gran noche de la moda. Ojo, las sandalias rojas son fundamentales; yo no me las puedo imaginar en otro color con el que le hubieran quedado mejor.
Y en tercer lugar, las que me tienen en un mar de dudas:
Kirsten Dunst de YSL vintage. Al principio he pensado que le estaba grande el vestido, pero al saber que era vintage he pensado que igual se trata de un juego de proporciones al que nos hemos desacostumbrado. Sea como sea, me gusta. Claro que el novio-complemento con botas de cowboy es para tenerlo en cuenta ;)
En
esta foto se les ve mejor.
Chloë Sevigny de Balenciaga vintange. De nuevo las proporciones y corte nos llevan unas décadas atrás, aunque con más sencillez. No me gusta ni el pelo (sin peinar) ni las sandalias, no para este traje. Creo que algo más depurado, aunque sin exajerar, le hubiera ido mejor al vestido. Tampoco me gusta que la hace parecer embarazada ¿o lo está y no me he enterado? El color es genial.
Coco Rocha de Gaultier Couture. Su traje de noche, sorprendentemente
Lacroix, juega también con el corto por delante, largo por detrás. Puede que sea más fácil de llevar, pero creo que es sólo a primera vista. Bien pensado, tanto el Saint Laurent de Kiki, como el Balenciaga de Chloë son infinitamente mejores. Además Coco no me gusta demasiado, y eso que anoche no llevaba su cara de enfurruñe permanente, sabe sonreír y todo.

Y como broche final, eso:
un broche. Y unos cuantos tocados, cintas, joyas, pasadores, horquillas, etc. (echad un vistazo a todas las fotos de la gala), la clave para ser la reina de la fiesta es
decorar vuestras cabezas.
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