


Sufrí también la pobre retransmisión que hizo Canal +. Ingénua de mí que cuando vi a Ana García-Siñériz pensé ¡ha vuelto! Pero no, en algún sito ha debido perderse la periodista que estaba puesta en cine y moda. Juan Zavala fiel a su estilo, Luis Alegre me carga, y a Pepe Colubi no lo aguanto. No puedo con él, puede que sin razón, pero me supera. La opinión de los actores, periodisas y modistos españoles sobre la pelis y las nominaciones me importan menos que nada, y las conexiones con el equipo de la SER no las acabo de entender. Si son amigos que queden a tomar copas, yo quiero ver los Oscar, alfombra roja incluida y lo más completa posible, si puede ser. Incluso Cristina Teva que es un encanto, y tan estilosa siempre, estaba pocha.

En fin, que aparte del vídeo del principio de la gala (con el que los traductores "simultáneos" de Canal + se las vieron y desearon), la única diversión estuvo en adivinar si AGS estaría peinada o despeinada cada vez que recuperaban la conexión, y cuando Juan Zavala (minutos después de que los presentadores españoles criticaran a los estadounidenses por preocuparse sólo por los vestidos de las actrices) le preguntó a la subdirectora de Vanity Fair España, Virginia Galvín, qué tipo de vestido llevaba Penélope Cruz (ese L´Wrenn Scott versacoide horrible) ella -experta en moda- respondió algo así: "un vestido rojo, ajustado, probablemente elástico. Está guapísima, se nota que no es ella hoy la protagonista porque se ha dejado el pelo suelto, porque siempre que es ella la protagonista lo lleva recogido". Y se quedó tan oreada, que decimos en Aragón.


El caso es que de nuevo tarde. Aunque poco tengo que añadir a lo que han dicho ya Lula en su Oscar post-exprés y Anabel Chicalista Vázquez en Radar, su nuevo blog en la Web de la revista Vanity Fair España. Bien podría haber sido ella la que se encargara de la parte fashion en la retransmisión española de la gala, con lo bien que se le da.




En general fue una alfombra roja sosa, más variada que en otras ocasiones y seguramente menos hortera. Pero la tónica general fue como la gala: aburrida y previsible. Helen Mirren estuvo más fina y menos señorona que de costumbre, Gwyneth Paltrow volvió a pasarse con el autobronceador, Nicole Kidman podría haber planchado más su vestido y menos su flequillo (aunque el detalle de los zapatos rojos me conquistó), eché de menos a Julianne Moore y Annette Bening estaba mucho mejor en los Bafta, y la mujer de Mark Ruffalo (que me gusta todavía más tras ver lo majo que estuvo con Cristina Teva) fue la única que arriesgó algo, y el vestido fucsia que Marisa Tomei llevó a la fiesta de Vanity Fair me pareció mucho más bonito que la inexplicable fantasía azul que se puso para la gala. Poco más.

Ya sabéis, haced click en las fotos para verlas más grandes.
Fotos vía Just Jared, Life y Hitchcock Blonde