El sábado pasado nos iban avisando desde la convencional S . El domingo en el suplemento Extra dedicado a la moda de El País Semanal, podemos leer la entrevista que le ha hecho Eugenia de la Torriente a Pierre Bergé con motivo de la exposición retrospectiva sobre Yves Saint Laurent que se inaugura hoy, 6 de octubre, en la Fundación Mapfre en Madrid.
Trailer de "L´Amour fou", el documental de Pierre Thoretton, sobre la vida y obra de Yves Saint Laurent
En la entrevista -entrevistas como ésta son las que se echan en falta en S; y en Vogue, y en Elle, y en Telva, y en Marie Claire, etc.- Bergé habla sobre la exposición, sobre el diseñador, sobre la Alta Costura, sobre "L´Amour Fou", sobre la prensa generalista, sobre la especializada en moda y sobre los diseñadores actuales.
Especialmente interesante resulta su opinión sobre estos dos últimos.
Y los diseñadores contemporáneos, ¿qué importancia tienen?
El problema de los diseñadores hoy es que pretender ser artistas. Chanel nunca se cuestionó si lo era. Tampoco Saint Laurent. pero hoy cualquiera cree que es un artista. También podemos hablar de los editores de moda, los estilista o los medios como Vogue o Harper´s Bazaar...No respeto mucho a ninguno de ellos.
¿Por qué no los respeta? Porque no son honestos. Lo que ofrecen es un intercambio de publicidad por papel. En el otoño/invierno de 1963, Saint Laurente creó una colección muy bella y Vogue Paris decidió darle la portada y seis páginas interiores. No había perfumes, licencias ni dinero. ¿Cree que hoy una revista como esa le daría la portada y seis páginas a un joven diseñador sin dinero ni publicidad? No. Hay un sistema viciado entre marcas, diseñadores y los grupos que los poseen... ¿Dónde está la creación? ¿Dónde está el arte? Lo que sucede en la moda es ridículo. Hemos elevado a diseñadores de moda a nivel de un artista o de una estrella de pop. Ridículo. No lo son. Son artesanos. Y eso ya es formidable.
No sé si tiene poca, mucha o toda la razón en ser tan crítico con la prensa especializada, dados los publicitados esfuerzos que la edición estadounidense de Vogue (aka Anna Wintour) dedica a la Fundación CFDA/Vogue. Pero sí coincido con él en que un diseño de moda por artístico que sea o pretenda ser, si no sirve para su fin primero y último: vestir a una persona, carece de sentido como diseño. Lo tendrá como obra de arte, pero no será una prenda de vestir.
Seguramente, en la acidez de sus opiniones, además de mucha razón, hay también mucha nostalgia y tristeza. En pocas ocasiones se puede afirmar sin duda alguna que el tiempo pasado fue mejor, no cualquier tiempo pasado, sino aquel en el que YSL reinaba en París y en el mundo de la moda.
La próxima semana aprovecharé una mini estancia en Madrid para regodearme en la nostalgia también. Espero no acabar con el sentimiento de tristeza que me dejó "L´Amour fou".
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